Mood board, una herramienta útil

Moodboard de Erika Suberviola

Si hay algo que caracteriza al mundo de la construcción y la reforma es su creatividad, los arquitectos, interioristas y decoradores se encuentran entre las profesiones más creativas y por lo tanto se necesitan herramientas para aterrizar esas mentes que no paran de generar conceptos y espacios.

Son muchos los factores a tener en cuenta al poner en marcha un nuevo proyecto: nueva distribución, búsqueda de materiales, elección de colores, etc. y todo eso es necesario plasmarlo para aclarar las ideas y para establecer prioridades, gustos y necesidades.

Para organizar todo eso surge una de las herramientas que se está volviendo indispensable para arrancar cualquier proyecto ya seas profesional o particular: el moodboard o tablero de inspiración. Con esto se logra afrontar la reforma o la nueva construcción desde un punto de vista mucho más claro.

Para hacerlo simplemente tienes que seguir los cuatro pasos de cualquier proceso creativo:

Cuestionamiento y preparación

Si has decidido empezar un nuevo proyecto es porque ha surgido una necesidad real, ya sea tuya personal o de un cliente, y hay que buscar una solución. Aquí es cuando se combinan la parte racional y la intuición y surge una tormenta de ideas que puede resultar un tanto apabullante y si no, que se lo pregunten a Patricia Bustos. Esto se debe a que existe tanta inspiración con ideas muy diversas que aparentemente no tienen un orden y no se sabe cómo centrar.

Consejo nº1: piensa en todo aquello que te gusta y busca fotografías o muestras para colocarlas en un mismo lugar, ya sea físico o digital, de forma lógica y ordenada.


Gudy Herder de Eclectic Trends es una experta en esta técnica y docente en Mood Board Academy y asegura que “la mayoría de las personas comienzan a hacer mood boards de inmediato sin planificar el mensaje que quieren transmitir” y aconseja “hacer un mapa mental de su proyecto antes de comenzar con un proceso de mood board háptico o táctil”. En su perfil de Instagram encontrarás un sinfín de ideas inspiradoras además de acceso a cursos que te enseñarán a crear los mejores mood boards.

¿Qué debe incluir un moodboard?

  1. Paleta de colores predominantes
  2. Imágenes de inspiración que muestren una idea del concepto del espacio general
  3. Muestras de materiales a utilizar como telas, papel pintado, pintura, revestimientos cerámicos, suelos, etc.
  4. Fotografías de mobiliario y elementos decorativos
  5. Elementos que te hayan inspirado
  6. Plano de planta del espacio

Es muy interesante poder contar con un mood board en cada proyecto de diseño para poder reflejar su esencia, establecer el estilo y la sensación general que se quiere transmitir con un simple golpe de vista.

Erika Suberviola

Incubación e iluminación

Una vez que se van organizando las ideas se reflexiona sobre cada concepto y se va asimilando el conocimiento. Sin prisa y dejando que el tiempo vaya acomodando el pensamiento. Así se procesa la información hasta que llegue un momento en que el pensamiento consigue dirijirse directamente hacia el problema.

Consejo nº2: una vez que hayas hecho una selección de todas las referencias y te hayas quedado con aquello que quieres aplicar al nuevo proyecto, elige el soporte sobre el que quieres crear el mood board –físico o digital-. Puedes utilizar un corcho, cualquier mesa o una sencilla presentación de Power Point o Google Slides por ejemplo o si tienes conocimientos de programas de edición puedes utilizar Photoshop o Indesign puede resultar muy útil.


Erika Suberviola nos cuenta que «en el studio los solemos realizar de dos maneras. Una, en vivo (foto 1) presentando en un soporte sólido todas las muestras de las que se va a componer el proyecto para que el cliente pueda ver de cerca los colores, texturas y acabados de las piezas con las que va a contar su futuro diseño o de  forma digital (foto 2) que permite mediante imágenes poder imaginar la volumetría del espacio sin llegar a realizar un 3D de una forma más rápida«.

Verificación o formulación lógica

Alcanzado este punto llega la hora de volver a la parte más racional y ser crítico con la idea que ha surgido para considerar su practicidad. Muchas veces tenemos una idea en la cabeza pero a la hora de ponerla en marcha no es factible por la singularidad del espacio, la falta de recursos u otras cuestiones. Puede resultar muy útil hacerse algunas preguntas como ¿realmente responde al problema planteado? ¿su aplicación es realista? ¿es aplicable teniendo en cuenta los recursos de los que dispones?.

Moodboard de Mercè Rafecas Design Studio para el Hotel Orangine by Amarat Suites.

Consejo nº3: haz un análisis de las referencias que has plasmado en el moodboard y piensa si realmente son aplicables a tu trabajo. Esto te ayudará a clarificar tu visión y te permitirá seleccionar más fácilmente y sin equivocarte de una forma sencilla y divertida. Ten en cuent que es importante estar al tanto de las tendencias pero sin dejar de lado las necesidades reales.



Adaptación y difusión

Ha llegado el momento de proyectar para visualizar lo que será el espacio real. En este momento surge la necesidad de transmitirlo al cliente y a los diferentes responsables que se verán involucrados en el proyecto: constructores, arquitectos, interioristas, etc.

Consejo nº4: en el caso de que seas un profesional, organizar tus ideas te ayudará a comunicar mejor el proyecto a tus clientes. Por eso, procura que cada detalle esté plasmado y así lograrás transmitir el concepto completo. Esto dará paso a hacer ciertas modificaciones y adaptaciones al proceso o servicio original, que dará lugar a una mejor adaptación a las necesidades del mercado.


En resumen, visualizar cómo va a quedar un proyecto es complicado y los mood boards han llegado a ser la herramienta más rápida, barata y potente con la que cuentan los profesionales del diseño de interiores para ganar claridad.