La curva que cambió la percepción de un espacio

Este proyecto es una transformación innovadora de una antigua oficina en una vivienda en el ensanche bilbaíno. El espacio original era una planta larga y estrecha con forma de L, que constaba con columnas verticales colocadas de manera desordenada.

Parecía imposible convertir este espacio en un hogar para una pareja y su hijo pequeño pero el Estudio de Tenka Arquitectura, no solo lo ha conseguido, si no que ha creado una vivienda funcional y con muchísima personalidad.

La característica más distintiva de este proyecto es su curva. Esta curva rompe con las formas rectas convencionales y crea una secuencia de espacios continuos y fluidos. Elimina la necesidad de pasillos en la zona de día. Esta curva, además de ‘revestir’ la cocina oculta los pequeños patios de ventilación, aprovechando este espacio, en el que se oculta la habitación infantil y el baño principal.

En este baño descansa el lavabo Dinan de color negro que destaca sobre los azulejos azules y las baldosas elegidas para el suelo, que también revisten la ducha dando la impresión de ser una ventana al espacio exterior.

Y es que cabe destacas la elección de materiales, que enfatiza la elegancia y el confort. La curva está revestida con madera con piezas triangulares, que texturizan la superficie y crean un juego de luces y sombras. La madera lacada en azul aporta vitalidad al diseño y unifica elementos como puertas y mobiliario.

El suelo de resina contribuye a la continuidad espacial. El resto de los acabados son simples y neutrales, con muebles únicos y singulares que aportan personalidad.

La habitación principal se convierte en el punto culminante de este diseño. Un pasillo estrecho en forma de curva conduce a un espacio alto y abierto que combina bañera, mesa, vestidor y cama, creando un espacio único y visualmente integrado.